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Alejandro Velasco Un Wey Weón entrevista ONG El Paciente Inglés

Luis Larraín nació en Santiago, tiene 36 años, y es ingeniero civil industrial con diploma en ingeniería ambiental. Realizó también un magíster en relaciones internacionales y, además del castellano, habla inglés, francés y alemán. Fue Presidente Ejecutivo de la Fundación Iguales y en las próximas elecciones compite por un cupo en la Cámara de Diputados para seguir luchando desde adentro del Congreso Nacional.

FOTO CORTESÍA LUIS LARRAÍN

POR EL PACIENTE INGLÉS     12 NOVIEMBRE 2017

¿Por qué dejaste la sociedad civil para entrar en el mundo de la política?

Bueno, ambos mundos están relacionados. No creo que sean esferas completamente aparte y no siento que haya dejado la sociedad civil, sino que esto es el paso siguiente de un camino natural. Porque yo trabajaba con el Congreso, no adentro, pero sí trabajaba con éste y asisitía constantemente, conociendo así el trabajo que se realiza desde adentro.
 

¿Cómo crees que podrás lograr más de adentro que de fuera de la política?

 

Votando. Los que están adentro pueden votar, los que están fuera no. Los de adentro tienen mayor influencia, pueden convencer al resto de los parlamentarios y fiscalizar al poder ejecutivo. Indudablemente, una persona que está en el Congreso puede aportar con mayor profundidad y con mayor eficacia.

¿Imaginaste estar en esta situación cuando estabas en la Fundación Iguales?

No, para nada. Cuando partimos con Iguales, para mí eso ya era una tarea suficientemente titánica como para pensar en otros desafíos para más adelante.
 

¿Cuál ha sido tu mejor experiencia como dirigente social?

 

Cuando se te acerca alguien desconocido en la calle y te agradece por tu trabajo, que para él o ella y para su familia ha sido importante. Creo que eso es lo más gratificante.

¿Cuáles son los principales ejes de tu campaña?

Los tres ejes de mi campaña son: la salud, la inclusión y la ciudad. En cuanto a la salud, principalmente mejorar el acceso, por los enormes costos que le significan a una familia el hecho de que haya tantas prestaciones que no estén aranceladas, que haya tantas enfermedades cuyo acceso no esté garantizado, la falta de transparencia en los criterios que se utilizan para definir lo que se prioriza y lo que no, lo que se cubre y lo que no. Por otro lado, en inclusión, cada grupo excluido tiene sus propias demandas: las mujeres los pueblos originarios, los migrantes... Pero creo que hay muchos grupos en Chile que históricamente han sido dejados de lado, y creo que es hora de cambiar un poco la mirada y darse cuenta que el país necesita incluir a todos esos grupos. Y en ciudad, hay muchos temas que me preocupan: la congestión, la contaminación, la basura,  y el transporte público.
 

¿Cómo te mueves por Santiago?

En metro y micro.

 

¿Manejas?

Sé manejar, pero hace 9 años que no tengo auto, así que no manejo con frecuencia.

Los 3 ejes de mi campaña son: la salud, la inclusión y la ciudad."

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Hay un problema con el sistema de educación en general en Chile, y en la educación superior muchos estudian para ser cesantes ilustrados, porque son carreras que están saturadas."

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Yo sí diría que Chile puede recibir migrantes, que ha subido muchísimo el flujo migratorio, y que la población migrante no supera el 3% de la población, por lo tanto, estamos muy lejos de cifras de países europeos"

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Alejandro Velasco Un Wey Weón entrevista ONG El Paciente Inglés

FOTO CORTESÍA LUIS LARRAÍN

¿Cómo lucharás por la educación en Chile?

 

Bueno, creo que es importante incluir dentro de la educación formal ciertas cosas sobre las que hay muchos mitos, por ejemplo, la diversidad sexual. Todavía hay gente que piensa que la homosexualidad es contagiosa, que es pecaminosa, o que es antinatural o anormal. Y eso toma mucho tiempo para cambiar esas posturas. Y algo similar me pasa en el tema de los trasplantes, donde también hay mucha gente que no sabe cómo funciona el sistema de trasplantes, no sabe quiénes pueden donar, y hay una serie de mitos en torno al tema que creo que es súper importante aclararlos y que los jóvenes egresen de cuarto medio sabiendo esas cosas.
 

¿Gratuidad universitaria?

Creo que el foco no debería estar en la gratuidad de los estudiantes universitarios, menos de aquellos con más ingresos, pienso que insistir en eso es absurdo. Debería ponerse el foco en los niños, en el SENAME, en los jardines infantiles. Eso no solamente permite tener una mejor educación a largo plazo, sino que también tiene una serie de otros beneficios, como que las mujeres puedan insertarse en el mercado laboral al no tener que quedarse cuidando a los niños.
 

¿Qué se debe mejorar en el sistema de salud en Chile para el público en general?

 

La falta de transparencia en el sistema de salud sobre el tipo de enfermedades, de prestaciones o qué medicamentos se priorizan y cuáles no. Tal como está ahora el sistema de salud, creo que es insostenible. De partida el nivel de judicialización de las alzas de los costos es insostenible en el tiempo, y la industria lo sabe, sólo que se resisten un poco a realizar los cambios. Este gobierno también renunció a hacer una gran reforma, por la impopularidad que tuvieron gracias a las otras reformas. Pero es urgente que, por ejemplo, las Isapres dejen de cubrir solamente lo que tenga código FONASA, sino que cubran todas las prestaciones de salud; que deje de haber preexistencias que te impidan cambiarte de Isapre o entrar a una; que deje de haber estos miles de planes que están hechos para confundir a la población, y avanzar hacia mayor solidaridad. Hoy día hay un sistema privado que se encarga de los más ricos, con mucha más plata, y que en general son personas más sanas. Y por otro lado, el sistema público tiene que encargarse de la mayoría de los chilenos, con menos recursos, y con una población más enferma. Creo que es bastante injusto.
 

En tus redes sociales has utilizado frecuentemente el hashtag #PóngaleCódigo.

¿De qué se trata esto?

De las 5.600 prestaciones de salud que tenemos en Chile, aproximadamente la mitad tiene un código de FONASA, es decir, un número asociado a la prestación. Ese número tiene un arancel asociado, pero solamente la mitad lo tiene y la otra mitad no. Para la mitad de esas prestaciones de salud, ya sean exámenes, procedimientos, cirugías, consultas, lo que sea, tanto FONASA como las Isapre están obligadas a cubrirlo pero toda la otra mitad no. En el caso de FONASA a veces los pacientes tienen acceso y no lo pagan porque el Ministerio de Salud tiene convenio con un prestador, o a veces simplemente queda como deuda hospitalaria y se va acumulando en el sistema. En el sector privado, hay gente que tiene pitutos en las Isapres y por eso se lo cubren; hay gente que demanda a las Isapres y por eso se lo cubren, o acuden a la Superintendencia, o están constantemente suplicando que te cubran algunas cosas porque no tienen código. Entonces, es fundamental que FONASA se ponga las pilas y se dé cuenta que necesita codificar muchas más prestaciones de las que hoy hay, que es apenas la mitad. Y entiendo que hay un problema de financiamiento, pero creo que hay que sincerarlo, hay que hacer un cálculo y decir “bueno, esto se va a poder cubrir en 10 años, 5 años, 20 años...”, lo que sea, “y los criterios para decidir que es lo que se va a priorizar año a año son estos y estos otros”. Pero ahora es una caja negra, en la que nadie sabe cuáles son los criterios que se utilizan, y obviamente da para sospechar que los grupos de presión, si son cercanos a alguna autoridad de salud, pueden lograr beneficios que otros grupos no.

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Probablemente muchos inmigrantes latinoamericanos se vienen porque saben que los salarios acá son más altos que en sus países, pero no saben quizás que el costo de vida también es mucho más alto.

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Alejandro Velasco Un Wey Weón entrevista ONG El Paciente Inglés

FOTO CORTESÍA LUIS LARRAÍN

¿Cómo ves el sistema de salud desde el punto de vista de una persona que trabaja para el sistema de salud público en Chile?

Depende un poco de cuál sea la profesión de esa persona, cuál sea su cargo y su trabajo. Yo diría que en general los profesionales de la salud que trabajan en el sector público están bastante orgullosos de lo que han podido hacer, porque —a grandes rasgos, tomando los promedios— Chile tiene muy buenos indicadores de salud pública, en cuanto a mortalidad infantil y materna, esperanza de vida, y todos esos grandes números. Ahora, también creo que son conscientes de que tienen que lograr esas cosas con muchos menos recursos que el sector privado, son conscientes de que hay muchos profesionales que prefieren el sector privado porque ganan mucho más, y también están súper presionados por la cantidad de listas de esperas que hay, la cantidad de pacientes que tienen que atender, y  probablemente estén un poco agobiados.
 

En odontología, existe un déficit en Chile de casi un 40% en el sector público y hay una sobreoferta que supera el  800% en el sector privado. Además, hay 21 universidades que ofrecen la carrera de odontología, en 34 sedes. La acreditación no es obligatoria aún y no hay una regulación de la profesión. ¿Cómo ves esta la situación de la odontología en Chile?

Son preocupantes las cifras. Hay un problema con el sistema de educación en general en Chile, y en la educación superior muchos estudian para ser cesantes ilustrados, porque son carreras que están saturadas. No solamente pasa con odontología, y eso es un problema de desregulación también, porque hay universidades que abren carreras sabiendo que van a tener demanda de estudiantes, pero sin demanda laboral después. Sí, creo que hay un problema, creo que debería haber una relación entre el mercado laboral y los cupos de las universidades. No sé bien cómo se haría eso, y no creo que el Estado tenga que poner un número, pero quizás podría haber una especie de consejo, integrado por personas del sector público y del sector privado, que conversaran y llegaran a un consenso.

 

¿Has visto problemas de salud oral durante tu campaña?

 

Sí, en terreno también se ve muy patente el problema de la salud dental. En los mercados, yo diría que los comerciantes mayores de 60 años, en general, no tienen dientes o tienen muy pocos. El tema de la salud oral en Chile es un problema grande y es una de las áreas dentro de la salud en la que no estamos cubiertos. He conversado también con fonoaudiólogos y terapeutas ocupacionales que tampoco tienen cobertura y tampoco están incluidas en las prestaciones de FONASA. Creo que es un gran problema.
 

¿Crees que el Estado debería involucrarse más?

Sí, por supuesto, en acreditación y, de alguna forma, en regulación de la oferta.

¿Qué te parece el proyecto que se presentó para la nueva ley de migraciones?

Me parece que era urgente que se presentara un proyecto de ley de migraciones, pero creo que fue tarde porque quedan pocos meses legislativos de este gobierno, y pienso que tampoco fue el mejor proyecto.
 

¿En qué sentido?

No incorporó el presupuesto necesario. De hecho, Rodrigo Sandoval, renunció a su cargo de Director de Extranjería y Migración en julio y eso fue bastante polémico. El ministro Jorge Burgos había preparado un proyecto en que se creaba un Servicio Nacional de Migraciones, pero al final no se hizo y se optó por mantenerlo como un departamento dentro del Ministerio del Interior. Entonces, hay un problema de financiamiento y hay un problema, también, de diálogo con las organizaciones de la sociedad civil, que en general estaban bastante molestas por no haber sido involucradas en el diseño del proyecto. Creo que además existe un problema de continuidad en general, porque Piñera también había presentado un proyecto —que era bastante deficiente, la verdad— pero este gobierno partió de cero y llegamos a que, nuevamente, al final de un gobierno más, se presente un proyecto. Ahora corremos el riesgo de que ocurra nuevamente lo mismo. Por tanto, creo que en general hay un problema con la continuidad de los proyectos.
 

¿Necesita Chile más migración?

No sé si usaría el verbo “necesitar”, creo que habría que hacer un estudio económico súper preciso para responder a eso. Yo sí diría que Chile puede recibir migrantes, que ha subido muchísimo el flujo migratorio, y que la población migrante no supera el 3% de la población, por lo tanto, estamos muy lejos de cifras de países europeos, que algunos tienen 10% y 20% de migrantes. Así que creo que, por un lado, hay un problema de prejuicios, desinformación, mitos. Y, por otro lado, creo que también la falta de regulación no ayuda, porque los migrantes entran como turistas, que no lo son, a los 3 meses deberían tener una visa sujeta a contrato, sobre lo que a los 3 meses nadie tiene contrato, porque los empleadores te piden una visa, entonces es un círculo vicioso. Creo que es urgente que se regule.

Según cifras del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile, en 6 años y medio, fueron reconocidos 1.309 títulos extranjeros de odontología de países con tratados bilaterales (Brasil, Colombia, Ecuador y Uruguay). Nosotros estimamos que en 10 años, esta cifra ha superado los 2.000 títulos. La Universidad de Chile revalidó, en 10 años, 69 títulos extranjeros de odontología de todos los países que no tienen convenios con Chile, que viene a ser prácticamente el resto del mundo. ¿Cómo interpretas estas cifras?

 

Es bien absurdo. No me hace sentido para nada.
 

¿Has vivido fuera de Chile?

Sí, viví 2 años en París y estudié mi magíster allá.

¿Cómo fue tu experiencia como migrante en Francia? ¿Te sentiste extranjero?
 

Sí, absolutamente. Por ejemplo, al buscar departamento claramente los propietarios preferían franceses y no extranjeros. La burocracia era muy compleja, como que todos los funcionarios asumían que todos éramos franceses o todos conocíamos perfecto cómo funcionaban las cosas en Francia. En la universidad también, tuve algunos académicos que daban por hecho que todos habíamos estudiado en el sistema francés, y exigían cosas que para nosotros eran muy extrañas…
 

¿Por ejemplo?

Para las pruebas, que eran en francés, había que responder con una estructura muy cuadrada. Una introducción que tenía que ser de al menos una página, un desarrollo que tenía que estar dividido en dos partes, y cada parte en dos sub-partes, y eso nadie te lo decía. Los cursos en inglés eran todo lo contrario. Se esperaban respuestas muy cortas, que fueran al grano. Entonces, esas cosas eran confusas.
 

¿Te sentiste discriminado como inmigrante en Francia?

Discriminado, no sé. Es difícil decirlo. No sé si llamarlo discriminación cuando uno buscaba departamento y los propietarios preferían franceses. Uno podría decir que es discriminación, pero también creo que hay un tema financiero objetivo, que es que ellos buscaban un resguardo, por ejemplo, tener un aval, y si esos avales no estaban en Francia, ellos no tenían ninguna certeza financiera. Pero sí sentía que tenía que estar dando explicaciones constantemente, sobre qué era Chile, cómo era Chile, de la idea que tenía la gente sobre Chile, o explicar que cómo era posible que yo fuera chileno. Eso era constante.

¿Cómo crees que la gente en Francia pensaba en cómo eran los chilenos?

No sé, moreno, bajo, piel oscura. Entonces, cada vez que conocía a alguien tenía que explicar que era chileno y cómo era posible que fuera chileno, y explicar que mis padres también eran chilenos. Era un poco aburrido.

Es fundamental que FONASA se ponga las pilas y se dé cuenta que necesita codificar muchas más  prestaciones de las que hoy hay, que es apenas la mitad.

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Soy pésimo para los deportes, las manualidades, la cocina y otras tareas domésticas. Mi día perfecto es descansar y ver Netflix.

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Era urgente que se presentara un proyecto de ley de migraciones, pero creo que fue tarde porque quedan pocos meses legislativos de este gobierno, y pienso que tampoco fue el mejor proyecto.

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Alejandro Velasco Un Wey Weón entrevista ONG El Paciente Inglés

FOTO CORTESÍA LUIS LARRAÍN

¿Qué le dirías a los nuevos chilenos que llegan a Chile?

Que ojalá se informen bien, antes de venirse. He conocido haitianos que, por ejemplo, no sabían lo que era el frío. Desconocían el clima de Chile y básicamente no sabían de otro clima que el tropical. Eso es un problema de información. El tema del costo de vida es otro. Probablemente muchos inmigrantes latinoamericanos se vienen porque saben que los salarios acá son más altos que en sus países, pero no saben quizás que el costo de vida también es mucho más alto. Entonces, primero: infórmense; segundo: bienvenidos. Creo que todos venimos de la migración, sea unos siglos antes o después. También les diría que ojalá encontraran el equilibrio entre conservar su cultura e insertarse en la sociedad.

¿Qué te motiva para levantarte y arrancar motores cada mañana?

Uff... La cantidad de asuntos pendientes, sobre todo en campaña. No hay tiempo que perder, y todo lo que deje de hacer se lo estoy dejando en bandeja a mis competidores.
 

¿No te dan ganas de darle al botón de “snooze”, detener la alarma y seguir durmiendo unos minutos más?

Ganas sí, pero he leído unos estudios que dicen que es muy inefectivo, porque en esos minutos no alcanzas a descansar más, y despiertas igual de cansado, sólo que tienes esos minutos menos para hacer las cosas. No lo hago en general.
 

Si te enviáramos a vivir a una isla desierta, ¿qué libro y álbum, o canción, te llevarías?
 

Libro, no sé, alguno que no haya leído, porque prefiero siempre aprender cosas nuevas que volver a lo que ya conozco. No recuerdo ninguna canción en concreto ahora mismo...

¿Y qué objeto personal te llevarías?

Bueno, depende si en la isla hay internet o no…

Ja, ja, ja... No, no hay internet.

¿No hay internet? Entonces, una foto de mi familia. EPI

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